Anècdotes

UNA PARTIDA JUGADA EN TEMPS DELS REIS CATÒLICS
Hernando del Pulgar, en su admirable crónica sobre los Reyes Católicos, afirma que Fernando V fue muy aficionado a jugar al ajedrez. Pero aquel renombrado escritor, que algunos apellidan el Plutarco español, se limita en su crónica a la simple indicación del hecho, y nada más sabríamos respecto a eso, de no existir una colección de cartas debidas al sobredicho autor, unas publicadas y otras que se conservan todavía inéditas. ¿Estas últimas serán realmente auténticas?


Lo ignoro, pues hay quienes confunden el expresado cronista con otro Hernando del Pulgar, que fue alcalde del Salar e inmortalizó su nombre realizando famosas heroicidades en la guerra de Granada. De ahí que para distinguir al historiador del guerrero se denomine a éste el de las Hazañas.


De los Hernandos, ¿cuál será el padre de los consabidos manuscritos inéditos? ¿Procederán de otros autores contemporáneos de entre ambos Pulgares, tales como Anglería (Pedro Mártir) o Bernáldez?


Nada puede asegurarse de un modo categórico; pero si he de juzgar por el color y la clase de papel empleado en las predichas cartas, bien puede afirmarse que fueron escritas a últimos del siglo XV. Ahí va una de esas epístolas, que copio del legajo, y que someto a la inteligente apreciación de los lectores.




Señor Doctor:


Vra. Mrd. recordará, sin duda alguna, los buenos consejos que nos dio Antonio Nebrija en sus últimas lecciones. No desdeñéis jamás (decía tan estimable profesor) la más mínima circunstancia, pues a veces puede ser causa de los más grandes acontecimientos. Un hecho reciente, y que me apresuro a comunicaros, demuestra la cordura del consejo.


Ya sabéis cuánto Don Fernando se complace en jugar al ajedrez. Cual todas las personas aficionadas a tan complicado juego, otorga la mayor importancia al resultado de la partida. Astuto en alto grado, artificioso, escribiera a no ser el merecido respeto que debemos a Su Alteza, deja en calculado abandono a las piezas de su juego, para luego burlarse del incauto que se decide a tomarlas, creyendo descuidos lo que son, en realidad, taimadas añagazas:


Ayer, a pesar del mucho calor que convidaba más bien a dormir la siesta que a quebrarse la cabeza, determinó matar las primeras horas de la tarde jugando una partida contra Fonseca, que es una de sus habituales víctimas.


El encuentro tuvo lugar en las habitaciones particulares de la reina, y allí asistimos, entre muchos otros, el conde de la Tendilla, Ponce de León, Gonzalo de Córdoba y este servidor de V. Sría., que fuimos nombrados jueces del Campo. Algunas nobles damas, situadas junto a uno de los enormes ventanales de la sala y agrupadas alrededor de un enorme telar, ocupábanse allí en dar los últimos puntos a un magnífico tapiz destinado a la Virgen del Pilar. La vieja Beatriz Galíndez, o sea La Latina (así la apodan los cortesanos), estaba sentada al lado de la reina Doña Isabel, conversando las dos en latín, mientras Don Fernando, atendiendo tan sólo a su partida, vapuleaba duramente al pobre Fonseca.


En este momento, la mano de un paje levantó la cortina correspondiente a la puerta principal del salón e introdujo a fray Fernández de Talavera, obispo de Ávila y confesor de la reina.


Después de saludar el virtuoso prelado a los regios esposos, apresuróse a interrogar a Doña Isabel, rogando que le participara las decisiones tomadas respecto al genovés Cristóbal Colón.


Ya os comuniqué, en otra de mis epístolas, los atrevidos proyectos que alimenta, contra viento y marea, tan audaz navegante; proyectos más conocidos hoy día que las coplas de Mingo Revulgo. Muchos lo tienen por loco rematado; muy pocos le consideran hombre de genio.


Dícese que ahora pretende, a mi entender con sobrada razón, el nombramiento de almirante para encargarse del mando de la pequeña flota que ha de navegar con rumbo a ignotas tierras, o llegar, quizás, a la costa oriental del Asia, donde se encuentra la dorada isla de Cipango, descrita por Marco Polo. 


Pero como andan en dimes y diretes respecto a la concesión de la expresada dignidad, que igualaría al solicitante a nuestro almirante de Castilla, el vulgo murmura que Colón ha tomado la vuelta de Palos en espera del término de las negociaciones y decidido a abandonar definitivamente España si no le otorgan lo que demande.


V. Sría. comprenderá ahora el porqué de la pregunta más arriba indicada y hecha por fray F. de Talavera a Doña Isabel. Aunque abrí mucho los oídos, no pude entender la respuesta de nuestra piadosa soberana; sólo llegó a mí la voz de La Latina, que en tono de dómine adujo:


- Si fuese simplemente cuestión de dinero, creo que irrogaría perjuicio regatearlo, pues, como lo ha dicho Dyonisio Cato en sus dísticos: "ne dubiles cum magna petas, impedere parva". Pero ahora se pide, además de eso, una dignidad que no es bueno prodigar. Vuelvo, pues, a las andadas, creyendo archiextravagante sostener que existen tierras debajo nuestros pies en donde los hombres caminan cabeza abajo, como las moscas.


Como estas palabras fueron pronunciadas con cierta animación y en voz muy alta, llegaron claramente a oídos de cuantos allí estábamos, incluso a los de ambos combatientes, ensimismados en su partida. 


Fonseca, que tenía su juego en lamentable estado, aprovechó la ocasión de romper el silencio, con la esperanza de distraer a su temible adversario.


- Para mí -dijo-, soy del parecer de Cosmes Indicopleustes: el mundo es cuadrado como este tablero, y está rodeado de agua por todas partes, después de lo cual no existe más que el abismo. Por eso los árabes, en sus cartas de marear, pintan al extremo del Océano una mano negra y descarnada, dispuesta a hundir al temerario que ose aproximarse al insondable precipicio.


- En verdad, en verad, señor Fonseca -arguyó fray F. de Talavera-, me hacéis caer en la tentación de recordaros lo dicho por Don Alfonso el Sabio en parecidas circunstancias: "Si el mundo está hecho así, Dios habría debido consultarme antes de crearlo; tal vez habría podido darle algunos buenos consejos."


Mientras tanto, Doña Isabel, que se había acercado a la mesa en donde se jugaba la partida, decía a su regio esposo:


- Señor: ¿no os parece que podríamos conceder a Colón el empleo de almirante, aunque únicamente en las tierras y continentes que pudiese descubrir o adquirir en el océano? De ese modo quedarían a salvo las prerrogativas disfrutadas, en su distrito, por el grande almirante de Castilla.


- Luego cuidaremos eso -respondió el rey, a todas luces pensativo y fijándose poco en las jugadas.


Fonseca vio el cielo abierto, y aprovechando con destreza los descuidos cometidos por su adversario, pronto logró superioridad de juego.


- La Dama de Vuestra Alteza ha imitado a los navegantes temerarios, aproximándose demasiado al abismo; la mano negra va a cogerla y está perdida sin remedio.


- ¡Mal haya el genovés! - murmuró Don Fernando, frunciendo el entrecejo...-. Voy a perder una partida reganada.


E intentó parar el golpe con alguna zancadilla hábilmente tendida. Fonseca no mordió el anzuelo, y su contrario perdía a cada instante más y más terreno.


Ved ahí dibujada la posición que guardaban los ejércitos de ambos combatientes.




BLANCAS: DON FERNANDO                NEGRAS: FONSECA


- Lo que es ahora -atrevióse a decir Fonseca, frotándose las manos-, la lucha no puede prolongarse más. A Vuestra Alteza no le queda otro recurso que doblar las Torres para evitar el mate inmediato.


- Pero, señor -objetó Doña Isabel-; o yo estoy ciega o creo que las blancas ganan la partida -y uniendo la acción a la palabra, retuvo con la mano el brazo de su esposo, que iba a ejecutar la maniobra indicada por Fonseca. 


Echando un vistazo al dibujo de la posición, notaréis que la reina acertaba, pues las blancas, que eran mano, podían dar mate en 5 jugadas. Don Fernando, empero, malhumorado e influido por el apremiante jaque de la Torre negra, no atinaba en las jugadas precisas para ganar.


Levantó la cabeza en demanda de ayuda; sus miradas se encontraron con las mías, que le aseveraban con el alma la victoria. Cargando entonces sobre la diestra mano su noble y anchurosa frente, meditó de nuevo un buen rato. Ilumináronse al fin sus facciones, plácida sonrisa asomó presto a sus labios, que pronunciaron luego con enérgico acento:


- Fonseca, eres difunto; ni mis distracciones te valen. E hizo rápidamente las jugadas de Torre y de Peón, predecesoras del jaque mate.


Levantóse inmediatamente el rey de su asiento y dirigiéndose a La Latina le dijo con cierta ironía:


- Y bien, Doña Beatriz: ¿qué es lo que decíais hace poco sobre los hombres y las moscas?


- Señor, nadie puede vanagloriarse de no errar alguna vez... Ya lo dice Plinio: "Nemo mortalium omnibus horis sapit."


- Opináis, pues, que es propio de sabios mudar de consejo. Yo también -añadió Don Fernando- lo entiendo así, y pienso ordenar a Juan de Coloma que extienda el nombramiento de almirante a favor de Colón, tal como lo ha indicado vuestra amiga la reina.


Doña Isabel llamó entonces a uno de sus pajes.


- Alonso, monta en seguida a caballo y corre al encuentro de Cristóbal Colón, que sigue la ruta de Palos de Moguer. Dile que vuelva pronto y esperanzado a nuestros reales de Santa Fe.


Ya lo veis, señor doctor, ¿no es el caso de repetir lo que nos decía Antonio Nebrija "que las cosas más insignificantes son a veces causa de grandes acontecimientos"? Si el genovés llega a descubrir un Nuevo Mundo, como así lo espero y ansío, bien podrá decirse que mucho influyó en el supuesto suceso el movimiento de un simple Peón de ajedrez, avanzado con precisión y a tiempo un paso.


Que Dios conserve en su santa guarda a Vra. Mrd. por luengos e infinitos años. Vale.






EXTRET DE:


PONCE SALA, LORENZO. TRATADO PRÁCTICO DE AJEDREZ. TERCERA EDICIÓ. BARCELONA: EDITORIAL HISPANO EUROPEA, 1986. ISBN: 84-255-0450-3. CAPÍTOL 7, PÀGINES 131-135.


BIBLIOGRAFIA ESCAQUÍSTICA RECOMANADA, QUE PODEU TROBAR A LA BIBLIOTECA DEL CLUB D'ESCACS RIPOLLET

  • ALBURT, Lev. COMPRUEBE Y MEJORE SU AJEDREZ
  • APRENDA AJEDREZ CON NIGEL SHORT
  • BARLOV, Dragan; KARAKLAJIC, Nicola. DISCULPEN LAS APERTURAS... LOS FINALES... SON FUNDAMENTALES
  • CHERNEV, Irving. AJEDREZ LÓGICO JUGADA A JUGADA
  • COL.LECCIÓ "ESCACS PER A TOTHOM"
  • Colección Enroque. SICILIANA DRAGÓN
  • CRUSI MORÉ, Ramón. MATES TÍPICOS
  • GELENCZEI, Emil. 200 CELADAS DE APERTURA
  • GUFELD, Eduard. MEJORE SU AJEDREZ A BASE DE TÁCTICA
  • KARPOV, Anatoli. CÓMO JUGAR LAS APERTURAS CERRADAS
  • KASPAROV, Garri. 24 LECCIONES DE AJEDREZ
  • KONIKOWSKI, Jerzy. FINALES DE PIEZAS MENORES
  • LAWRENCE, AL; ALBERT, LEV. CÓMO JUGAR CONTRA LAS COMPUTADORAS DE AJEDREZ.
  • LÓPEZ MANZANO, Antonio; SEGURA VILA, Joan. INICIACIÓ ALS ESCACS
  • MÜLLER, Karsten; KNAAK, Rainer. 222 CELADAS EN LAS APERTURAS DEL PEÓN DE REY.
  • PACHMAN, Ludek. PRÁCTICA DEL MEDIO JUEGO EN EL AJEDREZ
  • PADULLI, Guiseppe. AJEDREZ BÁSICO
  • PONCE, Lorenzo. TRATADO PRÁCTICO DE AJEDREZ
  • SMULLYAN, Raymond. JUEGOS DE AJEDREZ Y LOS MISTERIOSOS CABALLEROS DE ARABIA.
  • SMULLYAN, Raymond. JUEGOS Y PROBLEMAS DE AJEDREZ PARA SHERLOCK HOLMES
  • SOKOLSKY, A. P. NUEVAS IDEAS EN LAS APERTURAS - APERTURAS ABIERTAS - TOMO 1
  • TODORCEVIC, Miodrag. COMPENDIO DE AJEDREZ
  • YUSUPOV, Artur. DEFENSA PETROV
  • ZLOTNIK, Boris i ALTRES AUTORS. CURSO DE AJEDREZ, NIVEL DE INICIACIÓN. TOMO 1.
  • ZLOTNIK, Boris i ALTRES AUTORS. CURSO DE AJEDREZ, NIVEL DE INICIACIÓN. TOMO 2.

REPORTATGE PRIMER ANY DE VIDA DEL CLUB D'ESCACS RIPOLLET

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